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viernes, 3 de agosto de 2012

QUE CARRERA ELEGIR




Entregar recomendaciones sobre qué carrera elegir es una tarea compleja porque se trata de una decisión importante en la vida de las personas. Tiene que ver con los proyectos a futuro y con la elección de un camino. Y porque, además, existe una presión para que sea una decisión irrevocable donde no es posible equivocarse.
Es importante detenerse un momento y reflexionar sobre la vocación, porque se trata de algo más amplio que la elección de una carrera. La vocación se refleja en la opción que elija, pero también en la forma en que ejerza mi profesión, en los énfasis y el sentido que les dé a esos estudios.
¿Cuál carrera elegir?
Hay que hacer esta distinción porque eso permite mirar la elección de una carrera en la perspectiva precisa, va a ser un aspecto más de la expresión de mi vocación o de mi proyecto vital.
La elección de carreras es una toma de decisiones y como tal debe ser abordada como un problema que hay que resolver y donde entran en juego distintas variables. Básicamente, las podemos clasificar en dos categorías: las propias y las del medio. Las primeras corresponden a la persona que elige, sus intereses, su forma de ser, sus capacidades, talentos y debilidades, sus valores y sus expectativas, su situación socioeconómica, familiar y hasta su realidad geográfica. Las del medio tienen que ver con las ofertas de las instituciones que dictan las carreras y con sus exigencias para los postulantes.
Soportar la presión
Lo que genera confusión es, en primer lugar, el desconocimiento de uno mismo. Esto nos hace vulnerables a presiones externas porque genera inseguridad, falta de convicción y de argumentos que sostengan lo que uno quiere hacer. Y, por otra parte, el hecho de que existe mucha información disponible, quizás demasiada, pero muchas veces esta información es poco precisa y no permite diferenciar entre carreras o hacerse una idea clara de qué se trata, realmente, una profesión.
La solución es fortalecer estos aspectos, mirarse uno mismo, con honestidad, pedir ayuda y opiniones, pero siempre tener el filtro personal. Recurrir a la historia personal y analizarla hasta encontrar la línea central que nos dice cómo somos realmente mirados a través de nuestros actos, no de nuestra imaginación. También hay que ahondar más allá de las definiciones de las carreras y buscar la información más vivencial, acercándose a la gente que trabaja en esas áreas, leyendo sobre el tema, visitando las instituciones. Hay que tener una idea personal y hacer el ejercicio de proyectarse a futuro y contestar la siguiente pregunta: ¿me veo yo aquí en los próximos años, haciendo este trabajo?
Esto nos permitirá resolver el problema de la elección de una carrera tomando la mejor decisión posible; que puede no ser la que más quería, porque hay circunstancias propias o del medio que lo pueden impedir. Lo importante es que lo que haga lo sienta como un reflejo de mi identidad, lo haga convencido, sintiendo que estoy bien encaminado.

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